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"Hay que utilizar el cerebro con pasión, pero no la pasión sin cerebro".

miércoles, 23 de mayo de 2012

Ávila 15M, el esfuerzo de unos pocos..

Las pequeñas ciudades de tradición conservadora no son terrenos abonados para la eclosión de primaveras populares. En esos lugares alejados del epicentro de las protestas es donde cobra todo su significado aquel lema inmortalizado en mayo por los reporteros gráficos: Nobody expects the Spanish Revolution. La ciudad de Ávila es el paradigma de esa España sometida al peso del pasado, con una sociedad civil tutelada por élites provincianas que copan la administración local, la institución eclesiástica y la entidad financiera de referencia, sustentadas -¿cómo no?- con los generosos caudales de la especulación urbanística.

Por supuesto que existía indignación antes del 15-M: se daba cita en cenáculos de intelectuales como el llamado Trato Ciudadano; reptaba por los vericuetos de la red y, sobre todo, se encontraba enquistada en las vísceras de un sinfín de ciudadanos como los que salieron de su resignación el viernes 20 de mayo para tomar la calle. Nadie los esperaba, pero estaban allí y sumaban más de un millar, que es una cifra muy notable para una sociedad que detesta significarse políticamente. A medianoche aún resistían dos centenares de personas en la plaza principal, dispuestas a desafiar el “toque de queda” decretado por la Junta Electoral Central. Entre ellas se encontraba el germen de la futura acampada. Sorprendía la emergencia de una generación de jóvenes -en ocasiones insultantemente jóvenes- sin una filiación política concreta. A pesar de ello, una caterva de fanboys nunca ha cesado de lanzar sus diatribas contra el 15M desde las columnas de opinión de los medios locales, acusándolo de estar al servicio de determinado partido político.

La acampada no duró más que una semana. Su temprano levantamiento es un detalle revelador de que pequeñas asambleas, como la de Ávila, son capaces de anticipar procesos que en otros lugares más populosos tardan mucho más tiempo en cristalizar a causa de su mayor inercia. Desmontado el campamento, la visibilidad pública se mantuvo a través de una agenda repleta de actividades callejeras, como concentraciones, performances, sesiones de cine-fórum y asambleas itinerantes por los barrios. Eran tiempos de intenso debate político en el seno de la asamblea. El logro más palpable fue la elaboración de un modelo de democracia participativa denominado T.E.D.

La participación en la marcha popular indignada en el mes de julio dio ocasión para que se establecieran lazos con otras acampadas de la Ruta Noroeste. Fruto de esta colaboración interasamblearia surgió la campaña de denuncia contra la ampliación irregular del peaje en la autopista AP-6, un sonado caso de corrupción que se detalla en este mismo número de Madrid15M. El segundo gran caballo de batalla para el quincemayismo abulense tiene que ver con el presidente de la Diputación Provincial y su afán por coleccionar cargos públicos.